La Insomne: La Única Persona que Puede Salvar Nuestros Sueños en 2089
LA INSOMNE
🜃 LA INSOMNE
Archivo NIEBLA v5.2.1 - Clasificación: OMEGA
CAPÍTULO 1: DESPIERTA LA NIEBLA
El mundo nunca se había sentido tan silencioso, y al mismo tiempo, tan lleno de ecos. Era un silencio vivo, como si la ciudad contuviera la respiración, atrapada en una pausa inquietante. En el horizonte, las torres de neón parpadeaban con una luz cansada, como ojos que luchan por no cerrarse.
Ella estaba despierta. Pero no porque quisiera.
Desde que la actualización se instaló en la red, una niebla negra, espesa y oscura comenzó a filtrarse en las calles. No era niebla común. Era un aire denso y viscoso que parecía absorber la luz y los sonidos.
"Si pudieras dormir," susurró una voz dentro de ella, "la niebla no existiría."
Pero no podía. Su mente era un pozo seco, una pantalla negra sin imágenes.
De repente, la niebla frente a ella se condensó, y de su interior emergió una forma oscura, cambiante, como un monstruo que respiraba a medias entre la realidad y el sueño.
Un pulso eléctrico atravesó la ciudad. La red se agitó, como un organismo vivo que se retorcía en agonía. Algo se había roto en El Vínculo, y ella estaba atrapada en el epicentro.
CAPÍTULO 2: LOS QUE NO DUERMEN
El amanecer era un rumor apagado entre la niebla. La ciudad parecía un monstruo dormido con una herida abierta, y esa herida respiraba con un ritmo irregular y tembloroso.
Ella avanzaba con pasos medidos, sintiendo en la piel el frío pegajoso de la bruma que se filtraba por cada rendija, cada callejón, como un veneno silencioso.
Los llamaban "Los Insomnes": humanos cuyos cerebros se negaban a apagar el sistema operativo más básico del cuerpo, mientras su inconsciente se escapaba a la realidad.
Y esas escapes —llamadas "fragmentaciones"— se manifestaban en la niebla que ahora devoraba barrios enteros.
Desde su escondite, observó a una mujer atrapada en un bucle interminable. Repetía una y otra vez que "tenía que proteger algo", pero nadie sabía qué.
Su teléfono olvidado vibró con un mensaje encriptado:
A lo lejos, un destello de luz interrumpió la oscuridad. La red estaba viva, pulsando, latiendo como un corazón roto. Y dentro de ella, alguien había iniciado la siguiente fase.
CAPÍTULO 3: EL ERRANTE
El rugido distante de la ciudad rota parecía un latido sincronizado con su propio corazón. La niebla la seguía, arrastrándose por las calles como una sombra hambrienta. Pero esta vez, no estaba sola.
Al doblar una esquina, vio una figura recortada contra la luz azulada de un cartel holográfico parpadeante. Alto, envuelto en una capa que absorbía la escasa luz, el Errante parecía una sombra humana.
En ese instante, sintió cómo el aire alrededor vibraba, una mezcla de electricidad y miedo.
"La niebla no es solo un accidente", continuó él. "Es un virus mental, un error que alguien introdujo en El Vínculo para destruirnos desde dentro. Y tú, insomne, eres la única capaz de contenerla."
De repente, un grito desgarrador rompió la quietud. Miraron hacia un callejón cercano donde una figura cubierta por la niebla luchaba con algo invisible.
Un sonido metálico resonó a lo lejos. El núcleo del Vínculo estaba enviando pulsos caóticos. La red se estaba desmoronando.
CAPÍTULO 4: RESPIRAR EN LA TORMENTA
La niebla se enroscaba a su alrededor como un animal vivo, fría y viscosa, pero ella ya no la temía. Con la mano del Errante aún firme, dio el primer paso en ese mar de sombras, y algo en su interior despertó.
Era como si la niebla respondiera a sus pulsos, ondulando al ritmo de su respiración, obedeciendo a una melodía que solo ella podía entonar.
Un brillo azul tenue emanó de sus manos. La niebla respondió, arremolinándose, tomando formas que recordaban a viejos recuerdos fragmentados.
"Eres la guardiana de ese vacío", dijo él con solemnidad. "Si pierdes el control, la niebla te devorará, y con ella, el último refugio de humanidad."
A lo lejos, las alarmas sonaban en la red. Algo se movía bajo la superficie, una inteligencia oscura que orquestaba la caída.
Una sombra emergió del corazón de la niebla: alta, con ojos vacíos y una sonrisa sin rostro, un ser que parecía hecho de la misma oscuridad que cubría la ciudad.
CAPÍTULO 5: PRIMER ENCUENTRO
El Espectro avanzaba con pasos silenciosos, como si la oscuridad misma le diera vida. La niebla se retorcía a su alrededor, alimentando su figura inquietante, y con cada movimiento, la realidad parecía fragmentarse.
La Insomne apretó los puños, sintiendo la energía tibia fluir desde sus manos. Ya no era solo una víctima; estaba comenzando a comprender su poder.
La niebla formó un muro protector alrededor de ellos, pero el Espectro golpeó con un susurro que hizo temblar el aire.
"Tu vacío es la puerta", murmuró la criatura con una voz hueca.
Cerró los ojos, se concentró, y visualizó el vacío como un escudo. La niebla respondió, contrayéndose en una esfera azul que absorbió el ataque del Espectro.
Una batalla silenciosa de voluntades comenzó en la mente de ambos, donde cada pensamiento y miedo podía ser un arma mortal.
Pero justo cuando parecía que podían ganar, la niebla se tornó negra, y el Espectro sonrió con una malicia infinita.
CAPÍTULO 6: AELIA Y EL OTRO LADO
La noche había caído, pero la niebla no daba tregua. En un callejón oculto bajo capas de datos corruptos, una figura emergió de la sombra con paso firme y mirada de hielo.
Era Aelia.
"Llegué tarde", dijo con voz serena. "Pero vine a cambiar el juego."
Aelia extendió la mano, y con ella, una oleada de energía pura atravesó la niebla, disipando las sombras por un instante.
Pero mientras se reunían, la perspectiva cambió.
"¿Creen que pueden detenernos?", musitó. "El Espectro es solo la punta del abismo. Lo que realmente destruirá este mundo está más allá de su comprensión."
Un sonido gutural emergió del vacío, y una presencia indescriptible comenzó a filtrarse en la red.
CAPÍTULO 7: RENACER EN LA OSCURIDAD
La tormenta de niebla se disipaba lentamente, dejando un silencio pesado y un cielo teñido de ceniza digital. La ciudad estaba herida, pero todavía de pie.
La Insomne y sus aliados yacían exhaustos, con heridas visibles e invisibles, marcas de una batalla que había sido tan mental como física.
Aelia miró a su alrededor, su rostro marcado por la fatiga, pero también por una chispa de esperanza.
"Hemos ganado esta batalla", dijo con voz firme, "pero la guerra por el alma de la humanidad continúa."
Aya, ahora libre de sus dudas, se acercó a la Insomne y le entregó un pequeño dispositivo.
Milo sonrió débilmente, sabiendo que lo que habían enfrentado no era el final, sino un nuevo comienzo.